Brent se había negado a hacerlo. Simplemente, él no quería hacerlo. Sin embargo, no tuvo otra opción más que aceptar la petición de sus amigos por más fastidiosa que le resultase aquella idea. Ellos querían volver a El Reino Central, ya que había una gran posibilidad de que ellos se reencontrasen con sus familiares. Bien por ellos, pero se habían olvidado de algo muy importante, Brent ya no tenía a nadie en ese lugar. La casa de sus abuelos se había incendiado por completo, y los abuelos de Brent también formaron parte del siniestro. El muchacho podía recordar una bola de fuego yendo en dirección a su antiguo hogar.
Al menos el muchacho tenía la suerte de seguir con vida, ya que decidió escapar de casa aquella mañana del terrible acto realizado por un grupo de magos caóticos del fuego, dejando a Brent sin una verdadera razón para volver a su viejo hogar. Él no quería terminar en el interior de una casa hogar y ser adoptado por algún desconocido. Sin embargo, lo que conflictuaba al muchacho era el hecho que no quería abandonar a sus amigos, aunque le parecía peligroso volver al lugar que le vio nacer.
Por otro lado, Mike brindaría un viaje casi seguro en el lomo de su dragón. El joven mago del fuego también había decidido acompañar a los muchachos, debido a que él tenía un asunto pendiente por arreglar en El Reino Central. Jenna no lucía muy contenta al descubrir que ese muchacho los acompañaría una vez más. Oswald tampoco estaba muy seguro de que la compañía de Mike fuera muy agradable, pero ninguno puso objeción alguna cuando Brent les recordó que él los había ayudado a ponerse a salvo de los ataques de los magos caóticos.
Una vez que el grupo de Brent comenzó su viaje de vuelta. Dragtor, el dragón drosae, olfateaba el ambiente en búsqueda de algún posible peligro por los alrededores. El dragón no dejaba de poner atención a cualquier aroma que captara su sentido de olfato, ya que él deseaba brindar un viaje seguro para su amo y sus amigos. Afortunadamente, dragón no logró captar señal de peligro alguno, y comenzó su descenso por el parque más cercano a la casa de los abuelos de Brent, curiosamente, también era el parque más cercano a la casa de Oswald.
Por todo el lugar habían muchos rastros de ceniza, impactos de bolas de fuego, y algunos árboles quemados. Los muchachos pudieron observar que una gran cantidad de humo salía de algunas los restos de las casas que se quemaron por completo, algunas otras más continuaban ardiendo en llamas.
Brent estaba horrorizado al ser testigo de los resultados de la devastación de lo que fue alguna vez el lugar más bello que conoció en el mundo. Dicho parque no era el primer parque que visitó en su vida, pero si fue un lugar muy importante para él. Fue el lugar en el que conoció a su espíritu elemental y a un amigo al que posiblemente jamás volvería a ver en su vida. Brent casi rompió en lágrimas al haber recordado que Ifero prefirió salvarlo a él en lugar salvar su propia vida, y que posiblemente su nuevo amigo había muerto en combate. Brent sentía que perdió tres vidas que eran importantes para él, así que se sentía peor que un gusano rastrero.
Nadie dijo absolutamente nada. Oswald comenzó a caminar en dirección a su izquierda, ya que ese era el camino a su hogar que se encontraba a tres cuadras del parque. Brent, Jenna y Mike decidieron seguirlo, aunque Oswald tenía el extraño presentimiento de que no encontraría a nadie en casa.
Mientras el grupo avanzaba, la devastación seguía visible para ellos. Algunas casas estaban hechas cenizas, pero no había señal de vida en las calles. En la cuadra siguiente, había un agujero enorme en medio de la calle, aunque no parecía representar algún peligro.
En la última cuadra antes del hogar del amigo de Brent, los muchachos se detuvieron inmediatamente al llegar al lugar en el que Oswald habitaba junto a su familia. El sitio seguía en llamas y se podía ver una gran cantidad de humo saliendo por las puertas, ventanas y la chimenea. A Oswald le dieron ganas de gritar de rabia, pero al cabo de medio minuto, se percató de algo en el suelo.
Había una enorme abertura en la tierra que parecía llegar por debajo de la casa del mejor amigo de Brent, representando un rayo de esperanza para el muchacho. Existía la posibilidad de que su familia estuviera a salvo, así que Oswald tomó un poco de aire, lleno de una sensación de alivio.
—¡Escaparon! —Exclamó Oswald, con lágrimas alegría en el rostro—. ¡Ellos escaparon!
—¿Estás seguro, Oswald? —Le preguntó Brent.
—¡Por supuesto! —Respondió su amigo, señalando aquella abertura en el suelo—. Ese es parte de un sistema de seguridad que mis padres instalaron en la casa.
—¿Estás diciendo que tu familia construyó un túnel en el que pudieran escapar si se presentaba algún a terrible eventualidad? —Preguntó Jenna, sorprendida por el ingenio de la familia de Oswald.
—¡Detesto esa forma de hablar tuya! —Protestó Oswald—. ¡Me da rabia!
—Parece que tienes razón sobre lo que pudo suceder aquí. —Indicó Mike al amigo de Brent—. Hay rastros de algún antiguo vehículo que pudo servir de escape para tu familia.
—Así parece. —Comentó Oswald, feliz por saber que su familia había logrado ponerse a salvo—. Mis abuelos encontraron un viejo vehículo de lo que fue la «era de los continentes». Extrañamente, ese vehículo estaba en muy buen estado. Es raro encontrar artefactos antiguos en buenas condiciones.
—¿Tus abuelos son arqueólogos? —Preguntó Mike, pensando un poco en el aspecto que podía tener la familia de Oswald.
—En realidad, lo encontraron en sus vacaciones. —Respondió el muchacho—. Ellos fundaron la empresa familiar, es decir que normalmente pasan mucho tiempo fuera.
—Empresa que se fusionara con la empresa de mi familia. —Comentó Jenna, con un aire presumido—. De hecho, fue un acuerdo para…
—¡Ya lo sé, Jenna! —Protestó Oswald—. ¡No tienes que recordarlo cada día!
Ahora era el momento de dirigirse a la casa de Jenna. Una vez más, los amigos de Brent parecían haberse olvidado de de la existencia del muchacho, aunque él no sé quejó. De hecho, a Brent parecía alegrarle que la familia de Oswald pudiera haber escapado. Su amigo siempre fue su compañero y amigo. Los dos se metieron en problemas en muchas ocasiones, y siempre se apoyaron el uno al otro (excepto cuando Brent besó a Jenna).
Los chicos caminaron tres cuadras más hasta encontrar la casa de Jenna. Aunque en realidad, era una enorme mansión de un tono verde oscuro, de cuatro pisos de alto, y con un amplio jardín frontal.
—¿A esto llamas casa? —Preguntó Mike–+—. ¡Es más bien una enorme mansión!
—¡Ni te lo imaginas! —Exclamaron Brent y Oswald—. La casa cuenta con dos pisos subterráneos.
—¡De acuerdo, no diré nada más! —Protestó Mike.
—Voy a entrar. —Comentó Jenna, pero en ese momento, Brent la sujetó de brazo. Ella no se sintió molesta. De hecho, notaba preocupación en la mirada del muchacho. Una preocupación que le parecía muy honesta.
—No debes de ir sola. —Le dijo Brent a la chica—. Puede ser peligroso. No quiero que nada malo te pase a ti o a los demás.
Ella agradeció a Brent, aunque estaba preparada para hacerlo sola. Mike y Oswald también se opusieron. A nadie le agradaba la idea de que ella viajara sola, ya que ninguno de ellos sabía si los magos caóticos seguían rondando por los alrededores.
—De acuerdo. —Se rindió Jenna—. Aceptaré que uno de ustedes me acompañe.
Brent quería ofrecerse para acompañarla, pero él pensaba que su amiga seguía molesta con él. Mike se ofreció, pero Jenna se negó a que le acompañase, así que la última opción disponible fue Oswald. Por un momento, Brent sintió celos, aunque prefirió guardárselos para sí mismo.
—¿Y qué hay de ti? —Le preguntó Mike a Brent—. ¿También vives en una lujosa mansión?
—Yo…Yo, ya no tengo a dónde ir. —Comentó Brent, con algo de amargura—. La casa de mis abuelos fue destruida y ellos murieron...
—¿Y tus padres? —Preguntó el mago del fuego, aunque notó que sus palabras habían sido una especie de golpe directo para el muchacho.
—Ellos murieron cuando era un bebé. —Respondió Brent con un tono cortante.
Brent le dio la espalda a Mike. No por enojo, más bien aquello le era muy duro, pues les había recordado recientemente en uno de sus anteriores sueños. El muchacho podía recordar el aspecto de su madre, una mujer muy hermosa, y también recordaba a su padre, un hombre muy parecido a él, este era definitivamente más apuesto de lo que era el chico. La sensación de no poder estar con ellos había sido algo que constantemente destruía la tranquilidad del jovencito.
—Lo siento. —Se disculpó Mike—. No fue mi intención hacerte sentir mal.
—¡No me siento mal! —Gruñó Brent, dándose cuenta de que fue un poco rudo de su parte—. Es… Bueno, recordarlos en ese sueño fue genial, pero a la vez fue triste.
—Yo sé lo que tú sientes —Mencionó Mike—. No exactamente todo, pero sé lo difícil que es recordar a alguien a que ya no está contigo. Yo sé lo doloroso que puede ser la vida cuando alguien se va.
—¿Tú perdiste a alguien importante para ti? —Preguntó Brent a Mike.
—Exactamente. —Dijo Mike con la mirada en el suelo—. Yo… Por mi culpa perdí a…
En ese momento, Jenna y Oswald volvían de la casa de la chica. Los dos lucían algo tranquilos. Brent tuvo la sensación de que la familia de Jenna también había tenido mucha suerte.
—También lograron escapar. —Comentó Jenna, con una mueca alegre en su rostro—. Ya me he comunicado con ellos. Se encuentran a las afueras de El Reino Central.
—Eso suena muy bien. —Le expresó Brent a su amiga.
—Mis padres están con los padres de Jenna. —Mencionó Oswald, estirando los brazos y mirando al cielo—. ¡Eso me hace sentir bastante aliviado! —Añadió el muchacho, notando que su mejor amigo no lucía muy contento—. ¿Qué sucede, Brent?
Brent comenzó a llorar. Él estaba muy feliz de que las familias de sus dos mejores amigos lograran escapar y sobrevivir a un terrible ataque provocado por Magos Caóticos. Pero él también sintió algo de decepción al recordar la casa de sus abuelos cubierta en llamas. El muchacho también recordó una vez más la buena acción y posible sacrificio de Ifero, algo con lo que Brent se encontraba agradecido, y a la vez, le hacía sentirse inútil.
—Quiero ir a la casa de mis abuelos. —Dijo Brent, secándose las lágrimas la palma de su mano—. Yo sé que no encontraré nada importante, pero sé que debo hacerlo.
Oswald y Jenna intercambiaron miradas. Al fin se dieron cuenta de que habían olvidado a su amigo, así que ambos decidieron seguir acompañándole al lugar que alguna vez fue su hogar. Mike también decidió seguirlos. Había algo en Brent que le recordaba a esa persona que perdió en el pasado.
Al llegar a lo que fue la casa de sus abuelos, Brent pudo observar la terrible destrucción de su antiguo hogar. Casi toda la casa quedó en cenizas, dándole un aspecto irreconocible. El muchacho decidió acercarse al lugar que sirvió de entrada, para dar un mejor vistazo al sitio. Hubo algo que le perturbó demasiado. Habían dos cuerpos calcinados. Él sabía que ambos pertenecían a sus abuelos.
Él volteó la mirada, ya que no quiso volver a mirar. Se echó de rodillas al suelo, llorando y gritando de dolor. El chico nunca quiso que sus abuelos tuvieran un horrible destino final.
Jenna, Oswald y Mike le observaban. La amiga de Brent también comenzó a llorar. Ella sabía que Brent siempre les tuvo cariño a sus abuelos, sin importarle las diferencias que solían tener respecto a la madre del chico. Oswald también sentía mucha pena por su amigo. Los abuelos de su amigo siempre fueron muy buenos y agradables con él, además, tampoco podía negar que les tenía algo de afecto. Por su parte, Mike se limitó a observar. Él recordaba a esa persona que le fue muy importante, aunque intentaba no mostrar signo de debilidad alguna.
—¡Lo he perdido todo! —Chilló Brent— Yo no tengo lugar al que llamar hogar. Mis padres, mis abuelos, e incluso Ifero… Ellos… ¡Ellos me dejaron solo!
—Brent… —Dijo Jenna con tristeza en su tono de voz—. Yo no sé qué decir.
—¡Ya no importa! —Gruñó Brent, lleno de rabia y desesperación—. Tus padres están a salvo. Lo mismo sucede con los padres de Oswald. Ustedes deben de regresar con ellos. No sé en qué pensé cuando creí que ustedes estarían conmigo en todo momento.
La tristeza de Brent comenzaba a transformarse en una muy amarga furia. Él no estaba enojado con sus amigos, pero si estaba enojado con la vida misma. Su vida siempre fue injusta, incluso desde antes de nacer. Nadie aprobó el matrimonio de sus padres, sus propios padres murieron y lo dejaron a su suerte, sus abuelos también murieron dejándole completamente solitario y sin familia, y sus amigos pronto lo abandonarían. Además, el pobre y desgraciado muchacho sabía que su existencia había sido la causante al ataque en el que murieron sus abuelos.
Los magos caóticos lo buscaban a él, posiblemente para usarlo para sus malignos propósitos. ¿Qué podía ser peor?
Entonces, el muchacho sintió una terrible punzada en el cuello, y vio que sus amigos caían al suelo. Segundos más tarde, él también cayó.
—Ha sido más fácil de lo qué pensé. —Comentó una voz masculina.
Unos zapatos de piel de dragón se posaron frente a Brent. El muchacho alzó la vista y observó a un hombre en un uniforme rojo con la imagen de un dragón drosae estampada a la altura del pecho.
—¿Tú eres mi sobrino? —Preguntó un hombre de tez blanca, cabello castaño claro, y ojos anaranjados—. ¡A tu tía le va a encantar conocerte, Brent!
Por un momento, Brent sintió un terrible escalofrío. ¿Cómo era posible que este extraño conociera su nombre? ¿En realidad él era su tío? El muchacho tenía la sensación de que alguien lo levantaba y lo cargaba con facilidad. Entonces, el supuesto tío de Brent le dio la orden a otros magos caóticos de que se llevasen a los amigos del chico. Sin duda, algo terrible podría suceder.
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