El mago caótico de la oscuridad había vuelto a aparecer una vez más, encontrándose totalmente listo para volver a causar más problemas. Brent y compañía estaban acompañados, mejor dicho, rodeados por las «legiones de Kendall», por lo que escapar no sería nada fácil. La única opción viable era enfrentar a la secta oscura.
Kendall se burlaba de Brent y sus amigos, pero no parecía comprender que la situación podía haber cambiado en poco tiempo. El propio Brent se sentía mucho más confiado para enfrentar al mago del caos.
—¡Oye tú, gran pedazo de mierda de dragón! —Gritó Brent, para llamar la atención de su oponente—. ¿No te interesa ver lo fuerte que me he vuelto?
—¿A quién diablos llamas «pedazo de mierda de dragón»? —Preguntó Kendall, muy molesto por el comentario de su sobrino—. ¡Tú eres un pedazo completo de mierda de dragón, maldito mocoso estúpido! ¡Quizá debería llamarte mierda de dragón!
—¡Tú eres el enorme pedazo de mierda! —Exclamó Brent, para hacer enfurecer a Kendall todavía más.
Sin embargo, Jenna le dio un golpe a Brent justo en la cabeza. El muchacho se encogió del dolor y su amiga comenzó a regañarlo por sus comentarios. Kendall observaba como la chica regañaba a Brent, e inclusive comenzó a burlarse de los dos.
—¡Ya puedo ver cual de ustedes dos lleva puestos los pantalones en su relación! —Comentó Kendall a modo de burla—. Es una verdadera lástima que mi sobrino sea sometido fácilmente por una chica gruñona.
—¡No soy una chica gruñona! —Chilló Jenna—. ¡Tú eres un enorme pedazo de mierda!
—¡En eso estoy de acuerdo! —Gritó Brent—. ¡Ese tipo es un enorme y oloroso pedazo de mierda!
—¡Malditos mocosos irrespetuosos! —Gritó Kendall con la cara roja de furia, y dando pisotones al suelo—. ¡Ya verán de lo que soy capaz! ¡Les enseñaré a respetar a sus mayores!
—No puedo estar más de acuerdo. —Comentó Umar—. Nunca creí que esos dos tuvieran una gran boca llena de ese tipo de vocabulario.
—¿De qué lado estas tú? —Protestó Sue—. ¿Acaso eres un traidor?
—No. —Gruñó Umar, de una manera muy cortante—. Pero no dejaré que mi pupilo y su novia tengan malos modales. No estoy de acuerdo con su forma de expresarse, pero si les ayudaré en esta batalla.
Jenna se llenó de furia al escuchar a Umar, y Brent se sintió un poco avergonzado. Sin embargo, el chico volvió a fijar la vista en su objetivo, y ese era derrotar al mago caótico . Por su parte, Kendall ordenó a sus legiones que atacaran a los amigos del muchacho, debido a que se encargaría de forma personal de él.
Brent usó los hechizos «Depetorus» y «Rafaedar» contra Kendall, con la intención de molestar a su contrincante. El chico había aprendido que Kendall era una persona que perdía fácilmente la concentración, por lo que el hacerlo enojar parecía ser una opción viable para lograr derrotarlo.
—¡No puedo creer que de nuevo utilices esas cosas de principiantes! —Gruñó Kendall—. ¡Yo te enseñaré el verdadero poder de la Magia Oscura!. «¡Hibrirki!».
Dos enormes corrientes de energía oscura aparecieron detrás de Kendall. Brent observaba con tranquilidad los movimientos de su oponente, e incluso no parecía estar sorprendido. El muchacho sabía muy bien como bloquear el hechizo utilizado por el mago caótico.
—¡Lánzame lo mejor que tengas! —Exclamó Brent—. ¡Vamos, perdedor!
—¡Maldito irrespetuoso! —Gruñó Kendall—. ¡Me importa poco que no sobrevivas a esto! ¡Así que ya muérete!
El mago caótico dirigió aquellas corrientes de energía en contra de su sobrino, provocando que sus hombres retrocedieran. Los amigos del muchacho parecían estar conmocionados, pero Umar observaba el combate con curiosidad.
—¡Himbrotu! —Exclamó Brent, lanzando gran cantidad de fuego oscuro por su boca. El fuego tomó la forma de un enorme tigre, y con un poderoso rugido, provocó que el hechizo de Kendall se volviera en su contra.
—¡Eso no es posible! —Gruñó Kendall—. ¿Cómo rayos aprendiste a hacerlo?
Umar fue el único que se molestó por el comentario del mago del caos, aunque decidió ahorrarse sus comentarios. El combate todavía no terminaba, y Kendall todavía tenía mucho más que mostrar, cosa que también aplicaba para Brent.
—¡No eres más que un enclenque! —Exclamó Kendall—. ¡Veamos si puedes enfrentar mi siguiente hechizo llamado «Depureta»!
El cielo comenzó a nublarse rápidamente. Umar jamás enseñó a Brent como contrarrestar dicho hechizo, pero parecía que el mago oscuro del orden confiaba en el juicio de su pupilo. Los seguidores de Kendall seguían retrocediendo, y en ese momento, Oswald comenzó a sentir que algo malo podía pasar.
—¡Contempla el hechizo roba-almas! —Señaló Kendall, y después dio una carcajada muy tenebrosa–. Enfrentaran su propia muerte. ¡Serse, Drouci, Tresere, Kratop, Tinser, Brushcho, Trosie! ¡Llamó a los siete destructores!
Siete ataúdes aparecieron frente a Brent. Aquello era una magia realmente avanzada. El muchacho no parecía estar muy seguro de que hacer para poder enfrentar el hechizo de Kendall. Por su parte, el mago caótico continuaba bufándose del chico.
—¡Estás muerto, sobrino mío! —Comentó Kendall entre risas—. ¡No me importa que papá me regañe por matar a su nieto favorito!
—¡Hazlo de una vez! —Gritó Umar a Brent—. ¡Es la mejor opción que tienes!
Pero el heredero del caos y el orden dudaba que ese hechizo funcionase realmente, aunque no podía pensar por mucho tiempo. Él podía sentir que algo peligroso se acercaba. De esa forma, el muchacho decidió usar su hechizo «Oferis». Sus manos fueron rodeadas por una gran aura oscura, e inclusive, le pidió Brett que le prestara algo de su fuerza.
—¡Me la debes! —Gruñó el lado caótico de Brent—. ¡Quiero participar en el próximo combate!
—¡De acuerdo, será una promesa! —Dijo Brent a su lado caótico y hermano menor—. Tendrás los derechos exclusivos de enfrentar a nuestro próximo oponente.
De esa forma, Brent y Brett unieron fuerzas para hacer un «Oferis» mucho más potente. El aura oscura que rodeaba las manos de Brent se incrementó al doble, y luego el muchacho lo lanzó en medio de los siete ataúdes. El aura oscura se combinó, dando como resultado una gran explosión que derribó y quemó todos los lugares de descanso de los siete destructores,
—¡No! —Exclamó Kendall—. ¡Es imposible! ¡Muy pocos han logrado detener la aparición de esos siete! ¡No! ¡No!
—Un buen mago oscuro siempre sabe tomar el mejor momento para rendirse. —Comentó Umar—. El heredero del caos y el orden ha demostrado ser lo suficientemente hábil.
Pero Kendall comenzó a reírse como loco. Un aura oscura comenzó a rodearle, y en ese momento todas sus «legiones» entraron en pánico. Algo verdaderamente malo estaba por suceder.
—Eso no es lo mejor que tengo. —Dijo Kendall, entre risas—. Ahora viene lo mejor. ¿Lo escuchas? ¡Yo si lo escucho! ¡Es genial, peligroso y mortal! ¡Aquello ya viene! ¡Ellos temerán, yo tiemblo de miedo!
Brent observaba a Kendall con confusión y temor. Él podía sentir que algo grande y peligroso se acercaba a él. Además, se le había erizado la piel y podía sentir un gran dolor de cabeza.
Sue ahogó un gritó al ver que algo enorme estaba cerca de ellos. Mike visualizó algunas escamas oscuras y Oswald vio unas enormes y afiladas garras. Kendall comenzó a reírse, pero él fue noqueado por una larga cola de un reptil gigante.
Un enorme dragón oscuro se posó frente a Brent. El muchacho pudo sentir un ligero dolor en el pecho. Además de que su lado caótico parecía estar un poco asustado y sorprendido. El enorme dragón rugía, pero tenía su vista en el aire.
Brent quería moverse, pero prácticamente era imposible hacerlo. Dentro de su ser, Brett podía sentir un poderoso llamado que le insistía en aparecer, rindiéndose ante sus peticiones, y rogando a Brent que le dejase salir,
Finalmente, el dragón oscuro fijó su vista en el muchacho, preguntando por el responsable de su aparición. Luego, fijó su vista en el mago caótico que había noqueado con su cola.
—Fue él. —Comentó el dragón oscuro—. Muy estúpido, pero a la vez muy inteligente. Finalmente veo a mi heredero.
Brent sintió un terrible escalofrío al escuchar las palabras del dragón oscuro. Él no podía creer que estuviera presenciando la aparición al mismísimo Okuros. Sus amigos también parecían muy asombrados y asustados por la presencia del «Señor del Caos».
—Veo que has tomado decisiones estúpidas al igual que tu madre. —Comentó Okuros—. Su peor error fue amar. Lo más decepcionante fue que ella utilizó su estúpido amor en un patético descendiente de mi hermano. Caos y orden. Nunca antes se pensó en juntar dos fuerzas opuestas para engendrar a un ser único. El imbécil de Lefuto te hizo su heredero para molestarme. Nunca lo hizo con la intención de aumentar todo tu potencial, muchacho. Abandona el camino que sigues, y te prometo aumentar tu fuerza al máximo. Tú y yo reinaremos este mundo y otros más.
Brent y su lado caótico se sintieron tentados a ofrecer la propuesta de Okuros, pero el muchacho se dio cuenta de que el máximo caos usaba parte de su fuerza para intentar atraerles.
—No lo haré yo. —Dijo Brent—. Tampoco lo hará mi lado caótico. Nosotros somos libres de elegir, y no te elegimos a ti o a tu hermano.
—¿Entonces, por qué viajas con algunos descendientes del orden? —Preguntó Okuros, en un tono retador—. ¿Acaso tus decisiones te han segado, heredero mío?
—Ellos no tienen nada que ver. —Comentó Brent—. Ya te he dicho que yo tomo mis propias elecciones. Yo estoy seguro de que los conocí por cierta razón.
—No puedo estar más de acuerdo contigo. —Comentó Okuros—. Los aceptaré como un sacrificio para aumentar mi poder.
El señor del caos abrió su hocico. Una gran bola de energía oscura comenzaba a formarse en su interior. Brent comprendió que debía de hacer algo para protegerlos. Brett lo llamaba para pedirle una oportunidad para enfrentar a Okuros. El chico realmente se debatía entre pelear por su cuenta o dejar que su lado caótico saliera, con el peligro de que este aceptara unirse a la encarnación del caos.
Sin embargo, Brett le recordó a Brent aquella promesa que le había hecho hace poco. Brent quería resistirse, pero él nunca había roto su palabra en su vida.
—¡De acuerdo! —Aceptó Brent, aunque protestando por ello—. Tomarás el control, pero yo saldré si algo malo ocurre.
Brett aceptó de mala gana el comentario de Brent, aunque tomó el control del cuerpo que ambos tenían que compartir. Finalmente, Brett se presentó ante el Señor del Caos.
—¡Alto! —Gritó Brett—. ¡Es a mí al que buscas, abuelo!
Okuros fijó su vista en el muchacho, y pudo reconocer a su verdadero heredero en Brett.
—Veo que has tomado la decisión correcta. —Mencionó Okuros, a manera de felicitación para el hermano de Brent—. Ahora, tú estarás a cargo de destruir a los dos descendientes de Lefuto que están a mi derecha.
Mike abrazó a su hermana. Los dos no podían creer que Brent hubiera cedido a las peticiones de su lado caótico.
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