
A toda acción le sigue una reacción, te amé, y me amaste, sin condición. Fuerza opuesta, igual en pasión. Dos cuerpos cayendo sin rojo, sin razón.
Pero Murphy miraba desde algún rincón. Sabía que el destino no tenía redención. Como un cálculo errado, nos derrumbamos.
Y Dirac, en su voz silenciosa, dictó que aunque el adiós nos separó, algo en nosotros ya se mezcló.
Ya no somos tú y yo como al principio, somos partículas de un mismo principio. Tocamos el universo en un suspiro, y aunque acabó, aún te respiro.
ns216.73.216.82da2