
El agua era cálida. Caliente, pero sin quemar.
En su infancia, a los Nechers se les enseñaba el funcionamiento del mundo y los secretos del universo en la Casa de la Vida, la escuela dirigida por el Gran Escriba. Input no fue buena en las materias de ciencias exactas, su devoción y elección de su padre fue las artes bélicas y políticas. Era por eso que su conocimiento del Duat era tan vago o olvidable.
Cuando se adentraron al saltar, se aterro de como reaccionaria el rio en ellos. Para su sorpresa, fue como zambullirse en un baño caliente. Mientras que en la superficie los demonios se incineraban con un leve rose de esta, ofreciendo un espectáculo semejante al de fuegos artificiales.
Anpu la sostuvo de la mano para no separarse en la corriente. No necesitaban salir a tomar aire, cuando en ese lugar ni existía y ni era esencial para ellos. Solo dejarse llevar por la corriente lejos de los demonios. En realidad, la corriente no era muy rápida. Miraba a todos lados en busca de un peligro inminente, pero Anpu se mostraba tranquilo y seguro. Bajo el agua, todo se veía rojo iluminado, como si usaras un filtro de luz. El fondo era infinido y los costados parecían lisos por la arena. Diviso algunas cavernas y dentro había durmiendo peces gigantes. Cualquier especie inferior quedaría ciego con esa luz, y si ellos no contaran con un Dyet perfecto, hubieran terminado igual.
Se mantuvieron en silencio por quien sabe cuánto tiempo, hasta que Anpu le hizo una señal de salir del agua. Nadaron lo que pudieron hasta tocar arena y ahogar un grito por lo ardiente que era, similar a cuando corrieron en la superficie. Sus pies estaban quemados hasta sangrar, pero el carmesí de su sangre se perdía en el del agua. Incluso si no tocaban la arena, los grilletes parecían que cocinaban sus tobillos. Emergieron con dificultad, pues sus brazos también seguían heridos, y sacaron sus cabezas.
La zona donde ahora estaban lucia diferente a la anterior, era un extenso desierto de arena con enormes dunas y playas arenosas. Los horizontes eran oscuridad total y en el cielo apenas eran divisibles unos puntos, a una distancia tan alta que podría medir lo mismo qué el hueco entre la tierra y el cielo de la creación.
—¡¿Dónde demonios estamos?! —fue lo primero que exigió Input.
—Tranquila…
—¡No me pidas que me tranquilice!
Anpu se tallo la cara. La corriente los seguía llevando y ellos no se soltaban por precaución.
—Escucha—trato de calmarla—, debemos salir del agua.
—¡¿Qué?! ¿se te metió agua en el cerebro? —reclamo enfadad—. El rio solo quema a los seres caóticos, si nosotros sobrevivimos es por nuestra naturaleza armoniza, genio. Ir por tierra solo es darles ventaja y debilitarnos… ¡Ay! —Input soltó un grito y se soltó en cuanto la cría de Devorador la mordió levemente bajo el agua. Luego nado entre las piernas de ella queriendo darle más mordisquitos— ¡Aléjate de mí, demonio!
—No la llames así—se zambulló para atraparla y volver con ella—. Es una Devoradora, son una especie de caza demonios en este ecosistema—apenas la atrapo, la acobijo en sus brazos y la cría se retorcía—. Pobrecita ¿viste lo que le hicieron?
—¿Viste lo que me hicieron a mí? —lo fulmino con la mirada.
El callo y la cría se soltó para nadar entre los dos.
—Esa cosa es peligrosa.
—Solo es una cría—dijo y esta se fue sobre su cinturón para jalarlo de un mordisco atraída por el lazo de tela que le colgaba. Anpu forcejeo—. ¡Oye, no!
—Solo es una cría—se la regreso ella.
Mientras forcejeaban, una bolsita escondida en el cinturón de Anpu salió y se arrastró hasta ella. La atrapo y al revisar el contenido encontró un frasco de perfume intacto, con una singular forma de loto.
—¿Qué es esto? —le pregunto alzándolo.
Anpu al verlo aflojo y la cría jalo su cinturón de tela por completo, pero termino enredándose en ella mientras daba vueltas en el agua.
—Ese perfume… ¡Input, eso es! —recordó expectante atrapando a la cría antes que se perdiera—. Con ese perfume me curaron de las heridas de un sanguinario. Quizás pueda ayudarnos.
Ante esa declaración, Input no supo cómo reaccionar. Que Anpu se haya cruzado con uno o, probablemente, más sanguinarios no debía ser de sorprender. Algo en ella se retorció. Quizás su conciencia de solo imaginar los peligros de los que debió enfrentar su dual en Kemet. Y ese perfume curativo. Perfume y sanguinario eran dos palabras que solo le recordaban a una persona, y era aun necher que usaba la perfumería para cosas sangrientas. Uno de los muchos sínicos ex militares que sobrevivieron a la guerra del Duat. Perfume curativo contra sanguinario, no encajaba en su cabeza.
—Tu primero—se lo ofreció ella dudando. Anpu paso la cría bajo su hombro y dejo que Input se lo abriera. Quitando la tapa, una nube con forma de flor se abrió en el aire antes de desvanecerse—. ¿Eso es normal?
No respondió. Lo olio nervioso.
El aroma era espectacular, como jamás había olido antes. Era elegante, pero a la vez sereno. Relajante y rehabilítante. La primera vez que lo olio, no pudo percibirlo por su nivel de inconciencia. Ahora, podía dar un veredicto del talento de ese perfumista. Sintió como su cuerpo comenzó a sanar, sus fuerzas volver y su mente a calmarse. Definitivamente debía conocer a ese perfumista.
—¿Quién hizo ese perfume? —pregunta Input sorprendida.
—Eso mismo quisiera saber yo—respondió Anpu con emoción—. Ahora tu.
Input dudo antes de probar, y cuando lo hizo se sintió como si todos los daños ocasionados por esas cadenas jamás hubieran existido. Una idea cruzo por la cabeza de Anpu y nado de vuelta a la orilla. Rozo la punta de su pie con la arena. Seguía hirviendo, pero no quemaba. Poco a poco toco con el resto del pie, verificando la resistencia que tenían a esta. Con mayor seguridad camino tranquilamente hasta salir del agua a arena seca.
—¡Funciona! Input, sal.
Lo siguió con cautela igual de fascinada. Era como caminar bajo el calor del sol y salir ilesos. Anpu le ofreció la tela que le quito a la Devoradora, mirando a otro lado apenado. Al inicio ella no entendió, hasta que cayó en cuenta que su pecho estaba expuesto.
—Disculpa si no cumplo tus expectativas—reclamo arrebatándole la tela para improvisar un top.
Él no pensaba así. Le había impresionado la comparación entre sus cuerpos. Los Duales solían ser una dupla sexual, cada uno siendo un reflejo del otro predestinados antes de su llamado a la existencia. Los Sangre de Atum en especial, con el fin de preservar su pureza conforme el legado de su creador. En su caso, Input tenía una complexión física delgada pero musculosa, la que se supone que el debería tener. Ella era la versión que su padre esperaba de él. Porque no era ignorante, había escuchado rumores, pero jamás creyó que fueran ciertos.
Se aclaro la garganta y pregunto con cautela.
—¿Estas bien?
Ella se giró al verlo.
—¿Qué si estoy bien? —comenzó con tono venenoso que paralizo hasta la cría—. Me secuestraron unos demonios que intentaron violarme, nos persiguen una orna con intenciones cuestionables en un desierto que nos puede evaporizar y estoy atada como perra a una cadena junto al maldito chacal que me trajo al Duat sin saber cómo Karma saldremos de aquí ¡¿Te parece que estoy bien?!
—Podría ser peor, créeme.
Input jalo la cadena y con un movimiento al aire atrapo el cuello de Anpu con esta para atraerlo a ella.
—¡Esto es tu culpa! ¿Cómo es que pudiste hacer eso? —el no pudo responder y la cría mordisqueaba los pies de ella—. Quiero explicaciones, y más vale que sepas como salir de aquí.
Un temblor hizo soltarlo y sacudir los puntos del cielo como si fueran a caer. Un rugido ahogado se escuchó del origen del rio, en dirección de donde ellos entraron, y acompañado de este, unas fauces colosales se abrieron. Eran la entrada al Duat abriéndose. Detrás de la boca, o afuera de esta, existía un desierto infinito mucho mayor que en el que estaban. Pero eran indivisibles para la ubicación de los Nechers, en especial porque su centro de atención eran las parvadas de aves con cabezas humanas entrando como si hubieran sido devoradas por el lugar.
—¿Son…
—Los Bas de las almas—complemento Anpu.
Desgraciadamente, unas flechas y lanzas salieron disparadas de la tierra y los Bas fueron cayendo. Las parvadas se dividieron. Los que huían rumbo a tierra eran atrapadas con redes que lanzaban al aire los demonios. Los que alzaban vuelo alto se cansaban del calor y caían de insolación. Y los que volaban bajo, cerca del rio, en algún punto su vuelo terminaba accidentado ya sea derritiéndose en el agua o por un Devorador que los atrapaba con sus fauces.
Solo duro un minuto, para que las fauces se cerraran y le entrada se sellara nuevamente…pero los gritos de las almas hacia eco por todo el lugar.
—Anpu—rompió perpleja el silencio sin apartar la mirada—. ¿Que fue eso? ¿Dónde estamos exactamente?
—En la caverna—respondió y ella volteo.
Para explicarle, Anpu comenzó a trazar un ovalo largo y gigante en la arena y lo dividió en doce partes. Mientras tanto, Input sostenía a la cría para que no lo estropeara. Para disgusto de ella, esta se acostumbró rapido a sus brazos.
—Muy bien—dijo orgullosos de su trabajo—. Este ovalo es la caverna, y todo lo de alrededor es el resto del Duat.
—¿Solo existe una caverna en todo este infierno?
—Los registros de guerra mencionan otras menores, pero están desconectadas de nuestro plano y están infestadas de demonios cósmicos. Esta, es la que fungió como base militar durante la guerra.
—¿Qué hay de los demonios de esa serpiente, Hay? No se mucho, pero recuerdo que aquí solo podían habitar las almas de los muertos.
—Ya voy para allá. Espérame. La caverna fue formada a inicios de la creación de Kemet como conexión entre la misma creación y este infierno. Nuestra dimensión es como una esfera sumergida hasta la mitad en al agua—agrego simulando una esfera con sus manos—. La mitad de arriba es la creación, y la de abajo es la caverna. El tamaño de la caverna es proporcional al de la creación, tanto en largo como altura—trazo una línea reta de punta a punta dentro del ovalo atravesando las doce fracciones que hizo antes, luego señalo las puntas del ovalo en las que trazo una línea recta—. La caverna tiene solo una entrada y una salida. El rio surge de un manantial afuera de la entrada y cruza toda la caverna hasta la salida para salir en la creación—explicaba emocionado—. La entrada es la que acabas de ver. Solo se abre una vez cada veinticuatro horas y dura un minuto, pero tiene una trampa. Es el único portal para entrar al Duat desde la creación y una vez lo cruzas, ya no sirve para volver, y si lo intentas, solo saldrás de la caverna.
—Entonces, todo el que entra solo tiene una opción para volver a la creación. La salida.
—La salida—respondieron unánimes.
—Y si el rio va directo a la salida… ¿Por qué nos sacaste del rio? —concluyó ella con los ojos entrecerrados. Hasta la cría parpadeo.
—Si—afirmo nervioso—. Sobre eso… ¡Espera! ¡¿A dónde vas?!
—¡Al único lugar donde no podrán cazarme y de paso me llevara a la salida de este infierno! —respondió regresando al rio—. Idiota.
—¡Es lo que intento decirte, no hay paso por el rio!
Se detuvo en seco y se volvió a él.
—¡¿Me estas tomando el pelo?!
—¿Me puedes terminar de escuchar? —ella volvió a regañadientes—. Aj ¿ves estas fracciones? La caverna se divide en doce regiones. Caímos en esta—señalo la segunda parte—y ahora estamos en esta—señalo la cuarta—, y la que sigue está bloqueada—piso la quinta con el pie y le señalo esa ubicación, para que viera el muro de formaciones rocosas que se alzaba de extremo a extremo sin dejar ver más adelante—. Aunque fuéramos por el rio, hay filtros bajo el agua que impiden el paso. No hay manera de cruzarla.
Input flaqueo y cayo sentada de rodillas dejando caer a la cría.
Era una guerra perdida. Una cacería en la que ellos eran las presas sueltas en el área de caza deportiva. Como loba, Input sabia como jugar. Sus cazadores estaban limitados al rio, cómodamente, esconderse en el seria su única forma de sobrevivir dadas sus condiciones físicas. Pero también, una ubicación segura para encontrarlos, y no solo los demonios, también los Devoradores que si podían entrar al agua. Por otro lado, ir en tierra es impensable para sobrevivir, vagar por el terreno ventajoso de los demonios. Sin embargo, esa incongruencia es ideal para despistarlos de su paradero.
La idea de Anpu tenía sentido desde esa perspectiva. Pero ¿Cuál era su verdadera perspectiva?
Anpu era un chacal. Los chacales no son cazadores, son carroñeros y exploradores. No peleaban, evadían los conflictos. Desde ese ángulo, él estaba proponiendo vías de supervivencia desde su conocimiento. Los demonios dijeron que lo conocían. El mismo demostraba conocer muy bien el lugar. Sea como fuera que pudiera entrar y salir del Duat y darse el lujo de explorarlo, algún secreto debería saber para casos de este tipo a juzgar por lo calmado que se porta.
En contra de su orgullo y dadas sus limitantes. Input se levantó y se paró firme ante Anpu con los brazos cruzados.
—¿Qué propones? Te escucho.
El medito y dio un paso atrás por prevención.
—Solo hay dos alternativas para salir sin usar el portal de salida. Una es atravesar a Aker, la corteza que divide la creación del Duat—dijo y dio unas pisadas al suelo—. Esta es casi imposible, empezando porque se tendrían que escarbar para alcanzar algún túnel subterráneo, y aunque lo hallaremos, los Akeru vagan por ellos para eliminar todo aquel que entre en su territorio sin importar quien sea. Y la segunda opción, es por mi don…que ahora mismo no puedo usar. Pero no hay problema. Solo necesito la llave—concluyo alzando la cadena. En ese instante Input no sabía si golpearlo o gritarle, y él lo previno porque dio pasos de reversa con una mirada asustada— ¡Aun no termino!
—Si vuelves a decir algo estúpido—lo amenazo dando pasos lentos hacia el mientras el seguía retrocediendo sobre una duna de arena.
—No lo es, créeme. Podemos conseguir una nueva llave.
—Oh, en serio ¿en dónde? ¿en la guarida de otro demonio?
—No, en la vieja forja de armas—soltó antes de caer de espaldas del otro lado de la duna y jalarla a ella por accidente con la cadena.
Input cayo de frente sobre el pecho de Anpu. Cuando se enderezo, estaba enfadada y el sudando frio. Ni uno de las dos se sentía a gusto en esa situación. Ella rápidamente se alzó sobre su pecho buscando distancia. El sintió la fuerza de su impulso, reforzando el contraste de fuerzas y musculatura. Una palabra mal interpretada, un roce accidental o un gesto cuestionable y ella seguro le partiría la cara en un golpe. Se mantuvo estético, rezando a Atum que ella solita se quitara. Y como si este le hubiera contestado, la cría rodo a lado de ellos, se sacudió la arena y persiguió a Input quien ya estaba harta de ella. Soltó un respiro de alivio agradeciendo a su creador.
Después de casi una hora caminando a quien sabe que dirección siguiera Anpu, el sintió que no podían ignorarse más. No podrían definir si el silencio era por incomodidad o disgusto, o ambas. Ocurrió mucho en unas horas y ni siquiera había pasado un día. Tenían tanto de que hablar sobre sus vidas aisladas, y ninguno parecía querer tocar el tema.
Esto le recordó a Anpu su viaje de ayer con Hor. Esperando que el estuviera bien y no cometiera una estupidez en su ausencia. Si los tiempos en Kush y Kemet eran similares, ahora mismo eran pasadas de las siete de la tarde, pues a esa hora se abría la entrada. Y si lograban llegar a tiempo a la forja y conseguir la llave, alcanzaría a volver antes del amanecer.
Cuando la arena los volvía a quemar, tomaron otra dosis del perfume.
—¿Sabes porque la arena nos quema? —empezó Anpu torpemente mientras ella olía el perfume.
Lo vio de mala gana y le paso el frasco. La imito y retomo su ruta seguido por ella.
—¿Por qué la arena quema? —acepto rendida.
—Es por el rio—contesto emocionado—. El agua del rio surge de un manantial conectado al Mar primordial. En el manantial hay un filtro que limpia el caos de las aguas, y gracias a este proceso, el agua se purifica. Por eso solo los seres puros y del orden como nosotros la soportan, y los que están contaminados de caos salen heridos. Pero ¿qué pasa con la arena y la tierra? Estas adsorben el calor del agua y por eso dañan parejo a todos los que tengan contacto con ella.
—Wow. Suenas como si trabajaras en la Casa de la Vida—dijo con sarcasmo apagado—, pero te la pasas más en el hogar de la muerte.
Opto por mejor callarse y seguir su camino, hasta que ella cambio de tema.
—¿Estás seguro de que la forja está en esta región?
—Completamente.
—¿No esta invadida por demonios?
—Al contrario—negó—, ellos ni siquiera saben de su existencia.
—¿Has estado allí antes?
—Muchas veces.
—¿Y por qué trajiste esa cosa? —señalo a la cría que llevaba cargada desde que emprendieron su viaje.
—Ya te lo dije—recalco—, es una caza demonios natural. Si hay uno cerca, ella nos lo hará saber… Además, mataron a su madre.
—Es el Duat—giro los ojos como si fuera lo más obvio—. No me sorprendería si también rescataras esas almas—Anpu no respondió—. Como sea ¿Cuánto falta para llegar?
La cría comenzó a retorcerse en los brazos de Anpu con mucha inquietud y gruño a la zona del rio que dejaron atrás. Se escondieron detrás de una duna y asomaron la mirada. Anpu le tapo el pico luchando para que no lo mordiera. Del otro lado del rio llegaron demonios inspeccionando la orilla del rio. Unos se quedaron para cuidar el área mientras otros se adelantaron a las que seguían.
Ambos maldijeron y agradecieron que el rio fuera muy ancho para que lo pudieran cruzar con facilidad. Se arrastraron por la duna y siguieron su camino a paso rapido vigilando sus alrededores. Desgraciadamente, de su lado del rio otros demonios se dispersaban por el desierto. Que, al parecer, estaban por el rumbo que iban. La devoradora emitió ruidos más potentes en su instinto de perseguir a sus presas. Un demonio leon-toro que cargaba un mazo hecho de huesos se detuvo al escucharla y la busco con la mirada.
Entre los dos sometieron a la cría para callarla. Input sin disimular su mirada de reproche a Anpu. Este se distrajo con un fenómeno en el cielo que lo tenso de una manera que ni con ella manifestó. Input miro a donde él y descubrió que los puntos brillantes de arriba brillaban según lo cerca de la luz del agua. Las del centro relucían y las de las orillas apenas se notaban. Esos puntos eran en realidad puntas de estalactitas. Y se hizo evidente con la bola de fuego que se movía entre ellas. Desde abajo lucia diminuta, pero su fuego era tan potente que parecía un hijo del sol.
—¿Eso no es demonio, o sí? —preguntó en voz baja Input.
—Peor—contesto secamente.
La bola descendió en picada y en las lejanías lanzo una ráfaga de fuego abrazador que consumió a los demonios que viajaban del mismo lado del rio que ellos. Las llamas desaparecían junto con los demonios, dejando terror en los sobrevivientes que no sabían si huir o cumplir con las ordenes obligatorias de su líder. Se paso a las del otro lado del rio y repitió la acción. El demonio que los merodeaba huyo de vuelta a los demás, lejos de su camino.
Fue la oportunidad que tomaron sin pensar y corrieron. La bola de fuego dio la vuelta, lanzo otras ráfagas más y alzo su vuelo hasta las estalactitas. Se aferro a una y de ella salió un grito potente de ave en batalla. Los nechers se detuvieron en un punto. Anpu se puso a escarbar en la área desesperado y la devoradora se soltó de los brazos de Input para regresarle el grito a la bola de fuego. Esta pareció escucharla, porque se lanzó en picada. Pero al llegar al lugar, la arena ya se los había tragado sin dejar rastro de ellos.
ns216.73.216.34da2