“Sé que definitivamente esta no es la manera en que quise que se enteraran de nuestro verdadero origen, pero no mucho ha salido como he querido o planeado” el Zedlon comenzó algo amargado “Desde que nacieron, su madre y yo les hemos ocultado de dónde provenimos” Rymalan tomó coraje del creciente interés demostrado por sus hijos “Existía…” el Zedlon se corrigió “No. Existe una tierra más allá del Pado Aln [Mar violento]. Ahí, nacimos su madre y yo, allí también nacieron mis padres, sus abuelos; y mis abuelos. Todos descendientes de los Rhelmu”
“¿Los quién?” interrumpió Lyngba.
“Los creadores” su hermano le tradujo.
“Sí, los creadores. El sol y la luna” el Zedlon sopló bajo “Thenda es el nombre de esa tierra que les hablo, y donde los seres como nosotros pueden nacer y vivir… por tiempo indefinido”
“¡Ja!” Mina río entre dientes.
“¿Acaso no me crees?”
“No, suenas a una de las novelas de Zaskhea” la Ballos le contestó sarcásticamente, y su hermana, Ynme, asintió su cabeza en señal de acuerdo.
Entretenido, el Zedlon contempló por un momento esa posibilidad “Puede ser, aunque te sorprenderías al saber que muchas veces la verdad supera a todas esas novelas” él se aclaró la garganta y prosiguió “Tal vez la mejor manera de empezar es revelándoles mi verdadera edad”
Lyngba frunció su ceño.
“Veme bien, hijo. Dime cuántos años crees que tengo”
El joven observó con detenimiento a su progenitor, descreído. Después de unos momentos se percató de algo que hizo que girara rápidamente para ver a su hermano mayor “No puede ser”
“¿Por qué?” su padre le preguntó curioso.
“Porque… porque… parece que no tienes más que unos cinco o quizás diez años más que Efraz”
El Zedlon rio satisfecho “Así es. Aparento tener unos 20 o quizás 30 años, cuando en realidad este año he cumplido los 204 años de edad”
Los cuatro Ballos, escépticos, se rieron.
“Quiere decir que, hace meses que celebramos tu 38vo. cumpleaños, ¿estabas mintiendo?” Mina indagó.
“Así es” contestó el Zedlon, derrotado.
“Entonces… ¿por qué dices que debemos creer lo que nos vas a contar?”
“Minaaa” Rymalan bufó, más permaneció inmóvil.
La joven rebelde dio unos pasos hacia atrás, hasta que su espalda tocó la estructura de madera, y se deslizó hacia el piso, donde se sentó justo enfrente de su padre “No es algo difícil de contestar. Nos has mentido toda la vida, no sólo sobre lo que somos, aparentemente, sino también sobre tu edad. ¿Qué valor habrá en tus palabras ahora?”
Rymalan sintió como si su hija le hubiera dado un puñetazo justo en el centro de su pecho “Si no quieres creer en mis palabras, no puedo obligarte. Lo que puedo hacer es mostrarte” el Zedlon extendió su mano izquierda hacia su hija, quien, fastidiada, giró ligeramente su cabeza para evitar la mirada de su padre “De acuerdo, Mina” el Mëentu suspiró al tiempo que una bola de luz surgía de su palma y se alzaba sobre sus cabezas para quedar suspendida en el aire.
Ynme y Lyngba se encogieron mientras Efraz abrió grande los ojos, asustado.
“¿Ahora me crees?” Rymalan no le quitaba la mirada de encima a su hija, quien, a pesar de tratar de evitarlo, sí se había sorprendido por el poder de su padre.
“Y eso… ¿qué? ¿Qué nos dice que puedas producir bolas de luz con las manos?”
“¡Mina!” Efraz exclamó “No seas tan cuadrada… ¿puedes decir que conoces a alguien que haga algo parecido?”
La Ballos, molesta, guardó silencio.
“Entonces, quiere decir que, ¿todos podemos hacer eso?” Ynme le preguntó al tiempo que señalaba la bola de luz.
“No, Ynme, ustedes no pueden, pues los Rhelmu aún no les han otorgado un don. Su madre también puede…”
“Espera, ¿entonces?” Lyngba lo interrumpió “¿Qué es exactamente lo que somos?”
Rymalan torció un poco la boca “Te lo explicaré de esta manera, hijo, somos descendientes directos de los creadores del todo. Como descendientes o Mëentu, tenemos una obligación para con la creación, debemos mantener el equilibrio del mundo. Es un tanto similar a la responsabilidad que adquirimos sobre nuestros terrenos de parte de los Ynde.
“Los Rhelmu nos otorgan un don o poder, en este caso yo puedo manejar la luz, pero hay otros descendientes que tienen la capacidad de manejar el agua, como su tía Mhylan. Otros Mëentu, como su tía Dhyfe, tienen control sobre los rayos que se forman en el cielo.
“Cada descendiente al que se le otorgan poderes adquiere la obligación de ayudar a mantener el orden en determinado lugar de Gbëenafgu o Loemân, como lo conocen ustedes.
Lyngba, aún confundido, volvió a fruncir su ceño “¿A qué te refieres con ‘el orden’?”
“Uhmmm, toma a Mhylan como ejemplo. Ella, al recibir sus poderes, adquirió la responsabilidad de mantener el ciclo de la lluvia en la isla en la que vivimos”
Efraz, siguiendo atentamente cada palabra de su padre, preguntó entusiasmado “O sea, ¿ella hace que llueva en toda la isla?”
El Zedlon asintió “Y vaya que no es tarea fácil, la isla es un lugar bastante grande para que un solo Mëentu esté encargado de ella, pero, así es. Mhylan es muy poderosa, a pesar de no ser una Zedlon, como yo y como su madre”
“¿Qué diferencia hay?” Ynme también parecía curiosa.
“Pues, un Zedlon es un descendiente que ha nacido en Thenda y, por lo tanto, ha nacido con poderes. Es decir, no debe de pedirle a los Rhelmu que le otorguen un don. Mhylan, al igual que ustedes, nació siendo una Ballos, o una descendiente sin poderes; pero ahora es una Saizar, pues le otorgaron poderes después de haber nacido.
“Cuando su madre y yo nos establecimos en Teârqao,decidimos ocultarles nuestro verdadero origen, pues en principio la tierra de la que les he hablado, Thenda es un lugar muy lejano, y la probabilidad de que ustedes llegaran a conocer a otro Mëentu era ínfima. Y, aunque nuestra intención, la de su madre y la mía, era que ustedes crecieran sin esa responsabilidad pesando sobre sus hombros, temimos que cuando mi hermano Follen y Dhyfe decidieron establecerse en la isla, y, algunos años después Mhylan, nuestro plan se vería frustrado.
“Sin embargo, mi hermano tiene la misma creencia que su madre y yo, de que ustedes elijan si quieren o no poseer poderes; y Mhylan, bueno ella nos ha ayudado a mantener el secreto. Por lo que, hasta ahora, habíamos podido mantenerlo.
“Nuestro propósito era que, cuando ustedes cumplieran los 18 años, les informáramos sobre esta oportunidad y la decisión que tendrían que tomar.
“¿Es por eso que ahora a Zaskhea y a mí nos están enseñando el Brichea Andii?”
Ynme, Lyngba y Mina observaron la figura de su hermano Efraz, muy parecida a la de su padre, y los tres se preguntaron ¿qué otras cosas les estaría escondiendo Efraz?
Rymalan asintió enérgicamente “Así es, dëech. Tú y tú hermana se están acercando a la edad en la que, de acuerdo a la ley de los Rhelmu, tienen que recibir poderes o permanecer como Ballos, viviendo una vida muy parecida a la de los humanos, y… pereciendo, al igual que ellos.
“A primera instancia les puede parecer que tener la capacidad de manejar algún poder es emocionante y quizás no quieran seguir viviendo una vida como la han conocido hasta ahora; pero, déjenme decirles que, poseer cualquier tipo de don y la responsabilidad que adquieren con este, puede llegar a ser una situación abrumadora, por decir lo menos”.
Los Ballos guardaron silencio unos minutos, tratando de procesar todo aquello que su padre les había develado. Aunque, siendo honestos, nada de lo que les había dicho hasta ese momento les informaba algo sobre la situación en la que habían dejado a Olda.
“Bueno, ¿y qué que tengas poderes? Eso no significa nada, eso no borra lo que ha pasado…” Mina le reclamó, su boca temblando un poco “Eso nos sigue dejando la incertidumbre sobre Olda”
El Mëentu resopló, intentando dejar la ira que su hija le provocaba al borde “Eso es lo que también quería explicarles. Miren, su madre y yo no sólo estamos casados por el régimen de Loemân, hay un régimen para parejas que se aman en la tierra que les hablo. Su madre es mi Mogan. Eso quiere decir que estamos tan interconectados, que prácticamente somos una persona” Rymalan completó al ver las miradas confundidas de sus hijos, tres de los cuales ya estaban sentados muy cerca de él “Cuando estábamos en la isla y vi a su hermano herido, me comuniqué con ella” la mirada del Mëentu se trasladó hacía la isla y al bulto en la arena, que había resultado ser el menor de sus hijos “Sé que ella ya lo curó” él completó, convencido.
Un silencio sepulcral se postró sobre ellos.
Ynme lo rompió, de nuevo con lágrimas en los ojos “Y, ¿si no llegó a Olda a tiempo?”
“Ten fe en tu madre, ella es muy fuerte e inteligente” Rymalan le abrió los brazos a Ynme, ofreciéndole consuelo, pero ella prefirió acurrucarse en los brazos de su hermano Lyngba.
De nuevo silencio. Todos pensaban en el pequeño Olda. Los Ballos querían creer, deseaban que la ínfima esperanza que su padre les había dado fuera cierta, que la posibilidad de que su hermano estuviera en ese momento recuperándose con los cuidados de su madre fuera cierta. Nadie más habló hasta que la cabeza de Ynme, quien todavía estaba recargada en el hombro de su hermano, resbaló hacía las piernas huesudas de este.66Please respect copyright.PENANAnTcaUmejhb
Rymalan tomó gentilmente la mano de su hija “Creo que será mejor que te recuestes, hija”
Con ojos adormilados, ella lo miró, pero no le contestó “¿Mina?” fue lo único que logró articular.
“Ven” ofreció su hermana. Las dos se acercaron a una de las esquinas del cuarto y juntas se acurrucaron en el piso, tomadas de la mano, como siempre dormían en su casa en la isla. Sólo que aquí no tenían ni cama ni cobijas ni almohadas.
Por su parte, Lyngba y Efraz se adueñaron de la contra esquina, dejando a su padre en la cercanía de los barrotes de la celda.66Please respect copyright.PENANAdQ1kioPcuU
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