Sabes, en Loemân, de vez en vez corrían rumores de que había seres ‘mágicos’ viviendo entre los humanos. Muchos pensaban que eran seres fantásticos que estaban tratando de convencer a los humanos de dejar de adorar a la diosa sol, y poder tomar el lugar de esta en las creencias de la gente. Muchos otros pensaban que estos seres eran incluso más poderosos que la diosa, y que la habían destituido. Otros más pensaban que ellos eran los verdaderos creadores de todo, no así el sol. Otros pocos pensaban que eran seres malignos, que habían llegado a Loemân para causar el mal.
Algunos más los llegaron a conocer y entablaron relaciones íntimas con ellos; aunque si recuerdas, te dije que las relaciones entre un Mëentu y un humano están prohibidas por los Rhelmu. No obstante, muy a pesar de sus propios padres, Alana e Ifrelan, esto no impidió que el propio hermano de Dhyfe se involucrara con una humana.
Su nombre era Fyerye.
Sogre (el hermano de Dhyfe) y Fyerye se conocieron gracias, irónicamente, a una nube. Ifrelan, padre de él, y cuyo nombre significa nube, se dedica a formar nubes en el cielo para proteger a los humanos de los a veces inclementes rayos del sol; y, a él siempre le ha encantado jugar con las formas de las nubes que crea.
Un día, ya casi al final del ciclo solar, Sogre se encontraba a las afueras de la propiedad de la familia en Vosao, junto a la frontera con Uzza, observando las nubes con las que su padre estaba jugueteando. En esa ocasión en particular, como era mitad de año y los festivales en honor al sol se estaban llevando a cabo en la comunidad, Ifrelan formó nubes en forma de las flores favoritas de su esposa: tulipanes y narcisos.
El joven hijo de Ifrelan, maravillado por el amor que su padre profesaba hacia su madre, se tumbó en el piso de la pradera en la que se encontraba, donde miró con minuciosidad las nube-flores; y, de nueva cuenta, añoró tener, en algún momento, una persona con la cual compartir su vida, su amor y su cariño. Tal y como lo hacían sus padres.
Poco sabía que a unos metros de él se encontraba quien le haría sentir el emalhy.
—Otra pausa, ixane, esta ‘emalhy’ es una sensación difícil de explicar, pero que los Mëentu sienten cuando han encontrado a aquella persona que los complementa, y los ayuda o alienta a ser… más—.
Y esa, era Fyerye, que hasta ese momento se encontraba jugueteando con un pequeño cerdito. La joven de repente alzó la mirada y se asombró de la vista que su futuro suegro estaba creando. Sogre, al escuchar el grito ahogado de ella, se alzó ligeramente del suelo y miró con detenimiento al producto de sus anhelos.
Claramente, Fyerye sintió la mirada del joven Mëentu sobre ella, pues no pasó ni siquiera un minuto desde que Sogre la contemplara, para que ella le regresara la misma mirada peculiar que estaba recibiendo.
¡Ah!, el amor. Te reto a buscar un amor más puro en todos los lugares y rincones del mundo (ese o el nuestro), más nunca encontrarás un amor tan auténtico como el que se pueden expresar dos seres que han experimentado el emalhy.
Mmmhmmm.
Así pues, algunos meses después de que se conocieron por primera vez, el joven Sogre le expresó a sus padres y hermana menor lo que había comenzado a sentir con Fyerye, a pesar de que sabía que su condición de Mëentu-Ballos no le permitiría desposarla en Thenda, o convertirla en su Mogan.
—¡Ups!, otro par de cosas que no te explique. Thenda es el lugar de residencia de los Rhelmu. Este lugar es exclusivamente habitado por Forell y Clarell, y ciertos Mëentu. Mogan, por su parte, es un término que utilizan los Mëentu para denominar a aquella persona que es su ‘complemento’, y con el que están unidos sagradamente—.
No te puedo expresar con palabras, el dolor que Alana e Ifrelan sintieron cuando Sogre, de apenas 17 años, había decidido vivir una vida mortal con la mujer que él amaba.
Naturalmente, Sogre no le ocultó a Fyerye su condición de Mëentu; aunque la joven sospechaba desde la primera vez que lo vio que él no era como los demás jóvenes que habitaban en su pueblo en Uzza. En primer lugar, por la gran altura de Sogre, pues el Ballos medía dos metros cinco centímetros (a comparación con los humanos de Loemân, quienes no sobrepasaban el metro ochenta centímetros); y, en segundo lugar, porque a pesar de que los demás jóvenes de Uzza poseían un color de piel claro, la piel de Sogre era tan blanca como la piel de los oriundos de Vyân (recuerda que Sogre y su familia vivían en Vosao).
Te podrás preguntar si realmente Alana e Ifrelan le permitieron a su hijo renunciar a una vida inmortal por una humana, y no sólo eso, sino realizar con ella una unión prohibida por los Rhelmu; y la respuesta es sí.
Sabes, algunos Mëentu no estaban tan en contra de ese tipo de uniones, y no veían a los humanos como seres inferiores a ellos, a pesar de la desaprobación de algunos otros Mëentu, como Follen.
Los padres de Sogre le expresaron a su hijo y a su amada sus buenos deseos, confiados en que forjarían una vida feliz en el pueblo del que era originaria Fyerye. Entretanto, Alana e Ifrelan continuaron con su vida en sus tierras de Vosao.
El Ballos y su pareja no tuvieron hijos. No porque un Mëentu y una humana no puedan tenerlos, sino porque los niños no estaban dentro de sus estrellas. Entonces, los años pasaron y la pareja fue envejeciendo, y, a pesar de no tener descendencia, ambos estaban felices de estar juntos.
Fyerye murió de edad avanzada mientras ambos miraban las nubes, muchos años después de haberse encontrado en aquella pradera. Por supuesto que él sufrió su partida, pero la despidió con todo el amor que le expresó durante su vida, y con la esperanza de que se verían dentro de poco.
Un par de años después, Alana e Ifrelan, con conocimiento previo —gracias a los poderes del manejo del tiempo de Kloran, padre de ella—, llegaron un día a la casa de Sogre y pasaron con él la última semana de su vida. El Ballos antes de morir, agradeció a sus padres haberlo apoyado y haberle permitido expresar su amor libremente. También les pidió una disculpa por no haber cumplido las expectativas que se esperaban de él como Mëentu, y les realizó una petición especial.
“Madre, padre, lamento haberlos decepcionado. Sé que mucho se espera de hijos de personas tan extraordinarias como ustedes. Sé que esperaban mucho más de mí”
“Regba, no digas eso. Estamos orgullosos de ti” Alana le dio una mirada tierna.
Sogre le sonrió “A pesar de todo eso, quiero agradecerles, por permitirme vivir la vida que quise. Por apoyarme en todo momento, por guiarme cuando me equivocaba, y por reprenderme cuando lo necesitaba. Pero más aún, quiero agradecerles por haber aceptado a mi Fyerye, y el amor que le profesé”
Alana lo miró con esos ojos que una madre te da cuando acabas de hacer algo incluso ínfimo, lo cual le llena de orgullo y regocijo, como aprender a caminar o hablar, o vestirte tú sólo… o cuando haces una casa para aves con únicamente unas cuantas ramas de árbol. Mmm, extraño a mi mamá.
“Soy muy afortunado por haberlos tenido como padres. Y espero… de verdad espero que… quizás… nos volvamos a encontrar algún día”
Alana e Ifrelan tomaron una de las manos de su pequeño hijo, a la vez que decían en unísono “Cuenta con ello”
Sogre, satisfecho por sus agradecimientos, los miró por última vez mientras una lágrima rodaba por su mejilla arrugada.
Al poco tiempo, la pareja, aunque dolida por su pérdida, cumplió con la promesa que habían hecho a su hijo: enterrarlo junto de su amada Fyerye.
Estoy desviándome un poco del tema central, sigamos con la historia de Eazon.73Please respect copyright.PENANAZ0f6JHI4Jx
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