Al comienzo del cuarto ciclo lunar desde el accidente de su padre, Rymalan entró cuidadosamente a la habitación en la que se recuperaba. Su madre, quien lo cuidaba durante los ciclos solares, estaba terminando de aplicarle ungüento en las manos.
“¿Le volviste a dar la infusión para dormir?” Rymalan le preguntó casi en un murmuro.
Ella asintió levemente, una pequeña sonrisa formándose en sus labios “No tienes que murmurar, la bebida que le preparo lo hace dormir por un par de días al menos”
El Mëentu miró a su padre, sonriendo con optimismo ante su mejoría. El enrojecimiento que había tapizado su cuerpo dos ciclos lunares atrás había disminuido considerablemente, tanto, que ahora se apreciaba rojo pálido en lugar de rojo vibrante; aunque las manchas oscuras que aparecieron en sus brazos y piernas ahora eran más oscuras, casi negras. Así mismo, algunas de las ampollas que le habían brotado a lo largo de su cuerpo se habían reventado o habían disminuido su tamaño; y la gran ampolla que se había levantado en su parpado había reducido sus dimensiones a la mitad.
“¿Comiste antes de venir?, o, ¿quieres que te prepare algo, dëech?” le preguntó su madre mientras reacomodaba la cabeza de su Mogan en la almohada.
“Sí, ya comí” Rymalan le contestó al tiempo que le ayudaba a arropar a su padre “Ve a descansar, unda. Callen te preparó una charola con comida, la dejamos en el cuarto que compartes con ella”
La Mëentu bostezó en silencio “Avísame si despierta o necesita algo, por favor”
“Madre, el punto de que todos tus hijos estemos aquí es ayudarte a cuidarlo, no que tú no te despegues de él” Rymalan reprendió cariñosamente a su madre “Sé que es tu Mogan y no quieres apartarte de él, pero antes de que me digas otra cosa, sí, requieres reposar si esperas que papá se recupere. ¿Sabes cómo se va a sentir… y lo que me va a hacer si te ve débil y demacrada porque no te hice descansar?”
Rymal abrió su boca para replicar, pero decidió no hacerlo, solamente asintió una vez, tomó sus cosas y salió de la habitación, cerrando la puerta firmemente.
El Mëentu realizó una rápida inspección alrededor de su padre. Al asegurarse que todo se veía en orden, se acercó a las ventanas cerradas de la habitación, que provocaban un ambiente viciado, y decidió abrir al menos una de ellas; después procedió a sentarse en la silla de madera que mantenían ahí, donde observó el paso de diversos animales: venados, gatos, distintas aves y al pequeño lobato, Nekota. El Mëentu no podía evitar sonreír conmovido cada vez que veía a la pequeña criatura, preguntándose qué le había ocurrido para haber perdido más de la mitad de su oreja.
Claro que Rymalan no dejaba de mantener un ojo vigilante en su padre, pues cada cierto tiempo giraba su cabeza al sitio donde yacía, para confirmar que seguía dormido y que no requería de nada.
Poco a poco, los minutos se hicieron horas y, a medida que la luna se hacía paso en el cielo, el Mëentu iba recordando aquellas ocasiones en las que, siendo un niño todavía, su padre los llevaba a acampar bajo las estrellas en las montañas de Voconi.
Y, naturalmente, al traer a la memoria esos recuerdos, Rymalan añoró la compañía de su Mogan, a quien no veía en más de 10 días. El Mëentu ya sentía una gran nostalgia por tener que estar lejos de Fiomel, pues ellos no se habían separado por más de un día desde que se habían unido sagradamente, 53 años antes.
De manera repentina, la débil voz de su padre regresó a Rymalan al momento “Regba”
“¡Unda!” Rymalan saltó de la silla para aproximarse a la orilla de la cama “¿Necesitas algo? ¿Te sientes mal?”
Hylme se aclaró la garganta “¿Estamos solos?”
“No. Bueno, los demás… asumo que deben de estar dormidos, faltan unas ocho horas para que empiece el ciclo solar”
“Bien, muy bien”
Rymalan se percató que su padre no podía abrir completamente el parpado de su ojo izquierdo, pues a pesar de que la ampolla que prevalecía en él había disminuido en tamaño, seguía siendo un obstáculo “¿Qué ocurre, unda?”
Con un poco de dificultad, su padre reacomodó su cabeza en la almohada, mientras le gesticulaba a su hijo que se acercara “Regba” le dijo una vez que Rymalan se había hincado en el piso, a su derecha “Necesito decirte algo”
“Dime”
“Tengo la sospecha de que mi accidente… no lo fue” Hylme declaró en voz baja.
Rymalan inclinó un poco su cabeza a la izquierda, confundido “Hmmm, unda, sí tuviste un accidente, apareciste hace 17 días tendido en un plantío de Hyalan. El nieto del tío Bige te encontró y te trajo hasta aquí”
“No, dëech, no estas entendiéndome” el Zedlon cerró lentamente los ojos; al volverlos a abrir, prosiguió “Creo que mi condición no se debe a un accidente, sino a un ataque”
Sorprendido, Rymalan jaló su cabeza hacía atrás “¿Qué te hace decir eso?”
Hylme tomó aire por la boca “Cuando volaba sobre la costa, sentí que algo me golpeó en la parte trasera de la cabeza”
“¿Algo? ¿Un ave, quizás?”
“No” su padre negó ligeramente con la cabeza “No un ave. Las aves me evaden cuando me convierto en brisa. No, fue un objeto muy duro, como una roca o un tronco”
“Quizás volabas bajo, unda”
El Zedlon puso los ojos en blanco, irritado por la incredulidad del más joven de sus hijos “Creo que más de 150 años convirtiéndome en brisa me han dado una amplia capacidad de saber si me topo con un ave, un rayo, una nube o un acantilado, hijo”
El padre de Olda se rio entre dientes “Tienes razón, unda, llevas mucho tiempo transformándote”
“Así es” Hylme afirmó “Y te digo que lo que me ocurrió no fue un accidente, fue una agresión directa”
“Pero, ¿quién querría hacerte daño?”
“Eso es lo que no sé, dëech. Tengo muchas preguntas, pero ¿cómo responderlas? No he oído nunca de algún incidente parecido a algún otro Mëentu. Nunca, dëech”
“Unda” Rymalan dijo perturbado, sin embargo, no supo qué más decirle; y, tratando de imaginarse en la situación que su padre le acababa de narrar, guardo silencio un largo rato. Poco a poco, esa teoría que tenía su padre cobraba más sentido, pues las extrañas circunstancias de su ‘accidente’, no encajaban en dicha explicación “Entonces, podríamos suponer que el hecho de que terminaste tirado en el Hyalan no fue una casualidad”
Su padre tosió un par de veces “Exactamente”
“Mamá no me dijo nada de esto” Rymalan rascó la punta de su nariz.
“Por supuesto que no te dijo nada, ella no sabe nada y debemos mantenerlo de esa manera”
“Pero, unda…” el Mëentu empezó, más su padre lo interrumpió antes de que pudiera terminar.
“Rymalan” lo reprendió su padre “No quiero que alteres más a tu madre. Por el momento no puedo hacer mucho para tranquilizarla y hacerle ver que no tiene nada de qué estar preocupada. Si tú vas y le platicas lo que te acabo de decir, la vas a angustiar innecesariamente”
“Padre, su preocupación no estaría infundada”
“Precisamente por lo mismo. No quiero que el perpetrador de mi ataque sepa que sospecho de él” Hylme sintió que su cuerpo punzaba de dolor.
Rymalan rápidamente se levantó del suelo, y rodeó la cama, acercándose a una pequeña mesa de madera, al lado de la puerta de la habitación. Ahí, tomó un pequeño frasco que contenía un líquido transparente color café, que su madre había preparado un par de semanas antes, y una jarra con agua de la catarata. El Mëentu vertió un poco del líquido transparente en un vaso de madera y lo copeteó con el agua. Después se aproximó a la cama y con sumo cuidado le dio a su padre a beber el contenido del vaso.
“Gracias, dëech”
“Te puedo dar la infusión que mamá te prepara, si sientes mucho dolor”
“No, regba, estoy cansado de dormir”
El padre de Zaskhea se recargó en la pared de madera, junto a la pequeña mesa “¿Recuerdas algo más de ese día, unda?”
Su padre aspiró por la boca “No sé si ocurrió o solamente lo he soñado, pero… recuerdo que mientras estaba tirado entre el Hyalan, intenté moverme, pero alguien me lo impedía. No quise abrir los ojos, pues sentía ya un gran ardor en la cara y las manos, no quería comprometer mis ojos. Toda mi ropa estaba empapada de la savia de la planta, y traspasó completamente la tela, humedeciendo mi piel. De repente sentí que me removían la ropa, lo que primero me causó ardor en todo el cuerpo y después un dolor insoportable, que hizo que volviera a quedar inconsciente.
“Cuando desperté estaba tumbado aquí, con tu madre sollozando a mi lado y mi hermano utilizando sus poderes para intentar curarme”
“¿Algo más?”
Hylme negó con la cabeza y unos instantes después continuó “Bueno, estoy casi seguro de que fueron dos personas las que estaban ahí cuando me quitaron la ropa”
“¿Dos personas?”
“Sí”
“El nieto del tío me dijo que él y el lobato te encontraron. Le dijo a mamá que él te había removido las ropas, pues habías sufrido de varias heridas en la espalda, las cuales él curó. De acuerdo a su recuento, él te cargó desde la playa hasta acá y durante ese tiempo de exposición al sol, la savia de la planta te quemó la piel”
“Y, ¿aun así decidió quitarme la ropa?”
“Le dijo a mamá que él no conocía la planta, pues vive en Lumne rëiad y en ese territorio no crece el Hyalan. Además de que nació y creció como Ballos, y no tenía idea de que la planta era peligrosa”
“Hm” su padre torció la boca “No sé, dëech, me parece increíblemente difícil de creer que cualquier Mëentu no conozca el Hyalan. Todos los Mëentu que conozco, y vaya que son muchos, les enseñan a sus hijos desde pequeños que no deben de acercarse a esa planta jamás”
“Sí, padre, pero te repito, él creció como Ballos” el Zedlon hizo una mueca “Es plausible que sus padres no consideraran importante que él aprendiera sobre plantas con las que no tendría un contacto directo”
“Puede ser” Hylme torció de nuevo su boca.
Rymalan volvió a rascar su nariz “El hermano de Dako me confirmó que ellos no conocían la planta, pues crecieron en el desierto, donde sólo hay cactus y algunos baobabs”
A pesar del dolor, Hylme, al escuchar el nombre de Dako levantó su torso de la cama “¿Cómo se llama el hermano de Dako?”
“¡Unda!” el Mëentu ayudó a su padre a volver a recostarse “Tranquilízate, por favor”
“Dime el nombre, hijo, dímelo”
“Ifren, su nombre es Ifren”
Hylme resolló, y contuvo el aire en sus pulmones por varios segundos. El terror se iba apoderando poco a poco del Zedlon. Finalmente, desesperado, afirmó “Fueron ellos, dëech, fueron ellos”33Please respect copyright.PENANAtd8VaG2NXb
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El padre de Lyngba sintió como si su esencia hubiera sido azotada en repetidas ocasiones en contra del suelo de piedra de la celda en donde se encontraba retenido con sus hijos. Sus ojos se llenaron de lágrimas, que comenzaron a recorrer sus mejillas o a caer sobre su túnica sucia, su respiración era completamente superficial, y su voz estaba atorada en su garganta.33Please respect copyright.PENANAU9yy9HgKpF
Luego de tantos años después del ataque hacia su padre, Rymalan necesitaba respuestas. Respuestas que, por más que él y su padre investigaron de manera conjunta y separada, nunca pudieron encontrar, respuestas que sólo les hicieron plantearse aún más preguntas y vivir con la inquietud permanente de ser recipientes de otro ataque de esa naturaleza.
Su cabeza daba mil vueltas, y de repente, todo tuvo sentido.
Con un enorme esfuerzo, Rymalan se levantó del suelo, tomó firmemente los barrotes de madera y se forzó a gritar a todo pulmón “¡DAKO! ¡DAKO! ¡DAAAAKOOOOO!”33Please respect copyright.PENANA8p6AcZ5Fou
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